miércoles, 20 de agosto de 2014

Las crónicas de Tinder

Tinder, the beginning

Hace poco descargué la app Tinder. Para los que no saben, esta app funciona como un cupido de la era digital. Es como el programa de MTV "Next", para quienes lo hayan visto.

Básicamente si alguien te gusta deslizas el dedo a tu derecha y si no te gusta, a tu izquierda. Pero no es solamente eso, esa persona que te aparece está en un radio de kilómetros que tú eliges en los ajustes. Es decir, si pones "10 km." no serás capaz de encontrar personas que estén a 11 km.


Pero, por qué hablo de Tinder? 
Empecé un experimento hace 2 semanas, y lo que trataba de averiguar era el éxito que podrían tener las marcas en la app. 

Al comenzar, hice lo mismo que hicieron un par de marketeros hace un tiempo en esta misma app: Darle "like" a todas las personas que aparecieran, pero mi forma de operar tuvo una pequeña modificación, yo solo daba like a los que yo consideraba atractivos y más adelante explicaré el motivo.

Cuando la otra persona me daba like podíamos recién conversar y era ahí cuando yo enviaba un mensaje que decía, en resumen, que estaba haciendo un experimento y que yo era la marca y mi blog era el producto y que dependía de ellos leerlo o no, y junto a ello enviaba el link de mi blog, esa fue la primera mitad del experimento con un total de 142 matches.

Lamentablemente, debido a mi poco sex-appeal tuve respuesta de aproximadamente 60 personas. Meeentira, fue debido al mensaje que envié, y obviamente lo hice a propósito. Lo que trataba de probar -aunque un poco obvio será para ustedes- es que en el caso que yo fuese una verdadera marca, fracasaría "en one" en una aplicación como Tinder. ¿Por qué? Porque simplemente tú no llegas a tus consumidores o posibles consumidores bombardeándolos con tu producto esperando que lo tomen de buena forma, sino que debes relacionarte con ellos.

Otro de los motivos por el que empecé así el experimento era para conocer lo que mis posibles parejas pensaban acerca de este. Dentro de las 60 personas, hubo un par que me mandó a rodar, otras que me felicitaron por el experimento y otras con las que pude conversar. Muchos me dijeron que en esta aplicación no pueden entrar las marcas porque uno viene a Tinder a gilear. Y este es uno de los puntos: A Tinder se viene a ser sexy, o sea, a coquetear. Este podría ser algo a favor para las marcas con persnalidad sensual, o como podríamos llamarlas, "marcas candy". 

Uno de mis matches me dijo "Me gustaría hacer match con Pinkberry". Esa fue una de las cosas que más recuerdo. Solo imagínate que Pinkberry sea tu match y te "invite a salir" a Pinkberry. 
Lo que ese match me dijo me hizo pensar en que las marcas podrían utilizar Tinder para crear algún tipo de suspenso o competencia, "¿Quién consigue un match con Pinkberry para ganarse un par de helados?" o "¿Dónde estará Pinkberry para poder hacer match?" 


Tinder, part II

En esta segunda parte del experimento hice match con otras 142 personas y cambié el mensaje con el que iniciaba las conversaciones por un "hola" y sus variantes como los famosos "hola, qué tal?" y "holaa!". Aunque mi forma de romper el hielo no era la más cálida, la cantidad de respuestas subió a casi 120 personas, y es que una marca debe buscar ser una persona, y no un robot que copia y pega el mismo mensaje a todos sus consumidores.

Dentro de todas estas personas hubo una que me llamó la atención, fue un tal Sebastián de 20 años. En su descripción de usuario decía "App superficial" y apenas leí eso le di like.
Apenas pude le pregunté por qué puso eso, y me dijo que eso era lo que él creía de esta aplicación por basarnos en imágenes para decidir si nos gusta o no una persona. "Genio!!!", pensé yo en ese momento. Eso era lo que yo quería descubrir sin saber que lo quería descubrir.

La base de esta aplicación es dejarse llevar por la primera impresión. Lograr, como siempre digo, la diferencia. Ser elegido por el que nos ve y que ni siquiera dude en darnos like. 


Luego seguí hablando con Sebastián y le pregunté que por qué estaba en Tinder si le parecía superficial? y me dijo que hacía listas para discotecas y conseguía a las chicas acá. Y yo seguía pensando que era un genio por ayudarme con este experimento sin él siquiera saberlo.


Le pregunté que cómo hacía? Si esque él empezaba la conversación diciendo que hacía listas, y me dijo riéndose "no, en 'mis momentos' pongo fotos".

'Mis momentos' es una opción en Tinder parecida a Snapchat, donde puedes poner fotos que pueden ser vistas en un lapso de 24 horas.

Esta fue mi muy pequeña experiencia en Tinder que duró 2 semanas y que me dio mucho que pensar. Dentro de todo este experimento, quiero agradecer a las 284 personas, pero sobre todo a los que me respondieron y a los que me hicieron aprender más de lo poco que sabía de esta app.

No creo que lo dicho en este post sea una regla a seguir, sino mas bien hipótesis que podrían o no podrían tomar en cuenta.

Lo que quise hacer con este experimento es dejar claro que siempre hay más formas de llegar a un consumidor que con los ya conocidos Twitter y Facebook. Considero que estas dos apps son como la televisión del social media, es decir, están tan saturadas que no vendría mal utilizar otras aplicaciones que complementen la estrategia digital.

"Aprendiendo a desaprender"
Muchas veces he leído esta frase pero tal vez no le prestaba tanta atención o no razonaba sobre lo importante que es eso. Hace un rato leía un artículo posteado por un planner, donde decía que debemos aprender a desaprender como Sherlock Holmes decía hacer. Sherlock decía quitar la información que tal vez ya no era necesaria en su cerebro para dejar entrar más información importante.

No se trata de vivir pensando que un papel es solo un papel, sino que un papel es un papel hasta que aprendemos a hacer origami. "Todo depende del cristal con que se mire".





"Si todo el mundo piensa lo mismo es que alguien no está pensando"




@Cerebroski

2 comentarios:

  1. Interesante observación de Sebastian. Al final, algunos podrían explotar esa idea y convertir Tinder en Candy-city o Candy-"shop".
    En fin...

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